El Anillo Único.

De todas las armas que existieron jamás en la Tierra Media, ninguna era más poderosa o mortal que el Anillo Único. Forjado por el maia Sauron en las cámaras ardientes de las Sammath Naur en el Monte del Destino, el Anillo era inmune a todo salvo a las llamas de donde procedía.

Para que fuera un objeto de poder sin igual, Sauron, vertión en el Anillo su crueldad, su malicia y su voluntad de dominio sobre toda la vida; le pasó la mayor parte de su poder, hasta el punto de convertirlo casi en una criatura viviente que podía ejercer su dominio sobre el portador. En la Tierra Media no había casi nadie capaz de resistirse a su poder. El Libro Rojo de la Frontera del Oeste die que incluso Galadriel, la más anciana y poderosa de los elfos de toda la Tierra Media, luchó contra él, y Saruman, jefe de la orden de los istari, fue corrompido por el deseo de poseerlo.

El Anillo Único, a diferencia de todos los otros Anillos de Poder, era un sencillo aro de oro, que tenía una inscripición que había hache Sauron en una versión especial para la lengua negra de las tengwar élficas: 

Ash naz durbatulûk, ash nazg gimbatul.

Ash nazg thrakatulûk, agh burzum ishi krimpatul.

Son las palabras que pronunció Sauron cuando forjó el Anillo y se traducen como:

Un Anillo para gobernarlos a todos, un Anillo para
encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas 

La inscripción sólo era visible cuando el Anillo se calentaba, y tenía el propósito de esclaviza a los otros Anillo de Poder.

De los textos del Libro Rojo se desprende que el Anillo utilizaba y devoraba a su portadores, alargando sus vidas hasta extremos insoportables mientras se alimentaba de ellas. Esto se manifestaba cada vez que el portador se ponía el Anillo: se volvía invisible. A corto plazo podía parecer muy útil, pero no presagiaba nada bueno para el futuro y era un indicio muy claro de lo que sucedería al fianl.

Tal era la magnitud del mal que había dentro de este objeto diminuto que era imposible utilizarlo para el bien; cualquier intento de realizar una acción noble con él se pervertía, y el Anillo tarde o temprano regresaría a su amo y creador, Sauron. Los Pueblo Libres de la Tierra Media sólo podían hacer una cosa: destruirlo llevándolo a Mordor y arrojándolo a las llamas de la Grieta del Destino.

Después de mucho dolor y sufrimiento, un tal Frodo Bolsón de la Comarca lo hizo. Al destruir el Anillo Único, Sauron se quedó sin su arma más poderosa, sin gran parte de su poder y sin las más poderosas de sus criaturas. Y la desaparición de Sauron hizo posible el retorno del rey y el comienzo de la Cuarta Edad, una edad de paz.

 Fuente: "El Señor de los Anillos: armas y batallas", Ediciones Minotauro S.A, 2003